Se suele decir que los trofeos se valoran por su importancia, no simplemente por su número. Esta idea evita comparar directamente una liga con una Supercopa, por ejemplo. Sin embargo, una vez hechas las distinciones de peso, la cantidad también importa. No se hablaría de un “triplete” o de “cero títulos” de otro modo. Recientemente, el Inter vio frustrado su intento de repetir una hazaña histórica como la de Mourinho, mientras que el Milan aseguró su pase a la final de la Coppa Italia, que se jugará el próximo 14 de mayo en el Estadio Olímpico de Roma.
Aplicando una perspectiva puramente basada en los datos, el Milan (que ya conquistó la Supercopa en Arabia precisamente al vencer a los nerazzurri) se encuentra, por tanto, más próximo a añadir un segundo trofeo a su palmarés de la temporada de lo que el Inter lo está de conseguir el primero. Es una cuestión de cifras: al Milan le separan tan solo 90 minutos (o 120, más posible prórroga) de la final. Le falta ganarla, pero ya está ahí. El Inter, más allá de la retórica de considerar “cada partido una final”, debe eliminar al Barcelona en un enfrentamiento a doble partido en la Champions League solo para alcanzar la final. Además, en la liga, le quedan cinco partidos difíciles; actualmente, solo el Torino no tiene grandes aspiraciones entre los rivales de Simone Inzaghi.
Esta situación constituye una paradoja, y dice mucho sobre cómo se juzgan las temporadas. La campaña del Inter será vista como positiva, sin importar cómo termine, según declaró Marotta hace poco. La del Milan, en cambio, se considerará negativa o, en el mejor de los casos, de transición: a día de hoy, los rossoneri son novenos en la clasificación, y ganar la Coppa Italia solo la elevaría a “suficiente”, no más. Estos juicios repercuten en las figuras de los entrenadores: no hay dudas sobre la continuidad de Inzaghi, mientras que la salida de Conceicao parece casi segura. Y sin embargo, podría ser Conceicao quien termine encendiendo el cigarro que tanto revuelo causó en redes sociales.
